Jesús ha dado su vida por nosotros, nos toca a nosotros ofrecerle nuestro corazón para agradarle, como sacrificio vivo a Dios.

La vida cristiana no debe ser una vida errante, una vida sin sustancia.

Romanos 12.1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.

Sacrificio es sinónimo de abnegación total.

Abnegación:
– Es dejar voluntariamente de reclamar el derecho de hacer lo que se quiera, pero hacer lo que se debe hacer.

– Es dejar de perseguir los deseos carnales que comprometen la vida con Cristo.

– Es también aceptar que algo no se hace, ya no existe en la propia vida en beneficio de una nueva cosa buena o hábito.

Hay muchos tipos de sacrificios: tiempo, dinero, sueño, comodidad, vacaciones, ocio…

Es importante comprender y valorar el sacrificio de Cristo en la cruz para que no pisotees la sangre derramada por tu vida.

Por lo tanto, cualquier sacrificio necesario para conocer al Señor, debes hacerlo.

Debéis aprender a dejarlo todo a un lado, a buscar el rostro del Señor.
Deja atrás el dinero, el trabajo, las vacaciones y las distracciones y vuélvete al Señor Jesús.

Por ejemplo, tomarse una semana o dos libres para buscar al Señor nunca será en vano.
Será un mejor sacrificio por tu propia vida pero también un excelente sacrificio ante el Señor.

Cualquier otro sacrificio es vanidad.

– Privarse de tener ropa, carros.
– Trabajar dos trabajos para ahorrar millones en su cuenta bancaria.
– E incluso sacrificarse para ir a todos los funerales y dar una gran suma de dinero como contribución, si no hay Jesús, no es rentable.

Todas estas cosas pueden parecerte esenciales, pero sin Jesús, es solo vanidad.
El verdadero gozo, la paz, el bienestar o la riqueza que el mundo nunca podrá quitarnos se obtienen en la presencia del Señor. En Cristo están todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

Y debido al gran precio pagado para redimirte de la mano del enemigo, debes ser desafiado a mejorar tu relación con el Señor, a practicar su palabra y amarlo con todo tu corazón.

Eres un sacerdote apartado para Dios, consagrado para la vida eterna.
Follow us: